En la provincia de Yucatán se estima que hay entre 7.000 y 8.000 cenotes, o sea, cavernas con depósitos de agua filtrada a través de la piedra caliza.
Estos depósitos naturales tienen "guardianes", por lo que es preciso limpiarse y solicitar permiso para entrar.
Los guardianes son 'seres míticos': los aluxes, duendecillos que pueden provocar sobresaltos o eventos inexplicables que asustan a la gente.
Los aluxes están dotados de poderes suficientes como para resguardar y proteger los montes y sitios sagrados, garantizar -con su intervención- el logro de una abundante cosecha, ahuyentar a los intrusos, capturar el alma de aquellos que sufren un susto, y enviar -mediante el viento- alguna enfermedad a quien se atreva a invadir su territorio sin el permiso debido.
Oswaldo Baqueiro, Marie Odille Rivera y Alfonso Villa Rojas mencionan que los ALUX (palabra maya), también arux y alusch, son duendes traviesos que deambulan por milpas y montes después de la puesta del Sol. Calzan alpargatas y portan sombrero, presentando los rasgos de un niño indígena de tres a cuatro años.
Su función notoria es la de cuidar y preservar el código moral de la comunidad, castigando cualquier tipo de exceso (O. Smailus, 1974:220-221).
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